LOS PERFUMES DEL ANTIGUO EGIPTO
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Los ungüentos y perfumes les
resultaron imprescindibles. No olvidemos que Egipto es un país
extremadamente caluroso y seco, por tanto las grasas que hidrataban y
suavizaban su piel eran una necesidad, que ellos a lo largo de su
historia fueron convirtiendo en lujo. Es más, parece lógico que
añadieran elementos aromáticos a estos ungüentos, en parte por
placer, y en parte para disimular el olor a rancio que, sin duda,
tendrían los aceites y grasas. Así, los perfumes jugaron un
importante papel a la hora de mitigar los olores corporales y
ambientales derivados del calor.
Desde las primeras dinastías, los perfumes y ungüentos formaron parte
del ajuar funerario (recordemos los 7 aceites sagrados) y resultaron
indispensables en los ritos de los templos. La calidad y el exotismo
de los perfumes egipcios hizo que fueran conocidos en todo el mundo
antiguo, de manera que en el IM ya se comerciaba con todo el Norte de
Africa y con Creta. Así, los perfumes y las materias para su
elaboración viajaron con profusión por el Mediterráneo. Encontramos
referencias a este comercio en naufragios, yacimientos, en tablillas
asirias, en Turquia en Creta y en Grecia. Incluso en Arabia (país famoso por su devoción a los perfumes) buscaron cosas nuevas en Egipto.
La evidencia más clara de esta afirmación la constituye el
naufragio en la costa sur de Turquia de un barco de carga que había
estado haciendo la ruta por diversos puntos del Mediterráneo cargando
mercancías. Entre ellas había una partida de resinas. La fecha
aproximada de este hecho nos viene dada por un sello de oro con el
cartucho de Nefertiti, es decir, alrededor del 1350 a.C. Dicho
cargamento constaba de cerca de cien vasijas de resina identificada
como Pistacia terebinthus, un árbol que crece en Chipre, en Kios y en
Palestina, y destinadas a Egipto para elaborar perfumes. Abundando
en estas referencias, en un fragmento de vasija hallado en Amarna
encontramos la siguiente inscripción:
"Resina fresca perteneciente al capitán Ini, purificada para el
fabricante de ungüentos Jaemuaset" El tal capitán Ini pudo muy bien
haber sido patrón de un barco similar al del naufragio de Turquía al
que antes nos referíamos. Lo cual no hace más que darnos pistas sobre
el constante comercio de sustancias aromáticas por el
Mediterráneo.
El clima de Egipto favorece el crecimiento de multitud de flores y
plantas aromáticas silvestres. Pero además, los egipcios cultivaron
otras muchas especies en sus jardines, a veces traídas al Valle del
Nilo desde otros países. Ellos se sentían orgullosos de sus
jardines, que les proporcionaban frescor, sombra, frutos y flores, y
que constituían un lugar muy apreciado de la casa. Vemos con
frecuencia pinturas en las que aparecen los jardines, y en las que
especifican cada una de las especies que allí aparecen. Eran
jardines ordenados, y casi siempre rodeaban un lago. Para ilustrar el
tamaño de algunos jardines, baste el ejemplo del jardín de Nebamun en
el que había:
• 170 palmeras datileras
• 120 palmeras dum
• 5 higueras
• 2 moringas
• 12 viñas
• 5 granados
• 16 algarrobos
• 5 espinos
• 8 sauces
• 10 tamarindos
• 5 acacias
• 2 mirtos
• 5 árboles desconocidos
Sabemos que los egipcios contaban con dioses para casi todos los
aspectos de su vida cotidiana y para el Mas Allá. En el caso de los
perfumes, tambien tenían sus patrones. El dios que habitualmente se
tiene como patrón de los perfumes es Nefertum, dios habitualmente
representado como un niño, o un joven surgiendo de una flor de loto,
en clara referencia al ciclo solar puesto que esta flor se abre al
amanecer orientada al este y se cierra y desaparece bajo el agua en
la oscuridad. Su nombre significa simplemente "El Loto", y ya
aparece citado como "el que no tiene igual" y "la flor de loto
perfumada en la nariz de Ra". Todos estos aspectos lo convirtieron en
el dios de los aromas y los ungüentos.
Pero aún tenemos otro dios relacionado con los perfumes, se trata de
Shesmu, que ya aparece en los TT.PP.. Es este un dios de figura
antropomorfa, que a veces aparece como dos halcones que retuercen una
red en la prensa. Lleva el título de "Maestro de los Perfumes" en los
templos de Edfú y Dendera, por lo que aquí tendríamos al dios de los
perfumistas. Quizás este patronazgo se debiera a su cualidad de
¿prensador¿, ya que prensaba los cuerpos de los pecadores para
obtener vino que dar a los difuntos y otorgarles fuerza. Por esto
también se consideraba dios de las bodegas y del vino. Por tanto,
pensamos que sea esta característica de manejar la prensa lo que le
hace dios de todo cuanto se obtiene a traves de prensa. Era un dios
beneficioso en general, aunque maligno para los pecadores. Su
contrapartida femenina es la diosa Shesmetet..
Extracción y obtención de los perfumes Veamos cómo se
extrae y obtención de los perfumes Ingredientes básicos.- Hemos dicho
que utilizaban como base de sus perfumes los aceites y las grasas.
Los aceites más comúnmente utilizados eran:
• Moringa
• Balanos
• Ricino (mal llamado castor)
• Lino (linaza)
• Sésamo
• Alazor (cártamo)
• Almendra
• Oliva verde
En cuanto a las grasas, puede decirse que se usaba casi
exclusivamente la de buey, aunque también usaban otras como la de oca
o la de gato, esta última para preparados de uso doméstico que al
parecer tenían la cualidad de mantener alejados a los roedores..
Los aromas que mezclaban para obtener sus perfumes eran bien
procedentes de flores y hierbas, bien gomas y resinas, bien astillas
de maderas olorosas o semillas secas.
Sus plantas aromáticas preferidas eran:
• Aspalato
• Yerbaluisa
• Cardamomo
• Canela
• Casia o falsa canela
• Junco
• Eneldo
• Henna
• Iris
• Enebro
• Lirio
• Loto
• Mejorana u orégano
• Menta
• Piñones
• Azafran
• Nardo
• Andropogon
• Acoro aromatico
• Y en epoca grecorromana, la rosa
Para sacar todo el aroma de los pétalos y hojas de
estas
plantas, tenían diversas técnicas de extracción. Pero el verdadero
reto estribaba en capturar las fragancias así extraídas. Veamos estas
curiosas técnicas.
Métodos de obtención:
Veamos algunos métodos de obtención del perfume en Egipto.
Exprimido: consistía en exprimir las flores y plantas aromáticas
envueltas en una tela, ayudándose de dos palos que se giraban en
dirección opuesta, copiando el sistema del vino y del aceite. Esta
era una opción no muy usada por ser muy trabajosa y obtener escaso
beneficio, ya que, aunque obtenían una especie de "jugo", no lograban
aprovechar todos los elementos aromáticos de las plantas.
"Enfleurage": consistía en intercalar flores sobre capas de grasa
entre dos tablas. Estas flores, o pétalos se cambiaban una vez
perdían su aroma (más o menos 24 horas) y se sustituían por otras
frescas hasta que la grasa estaba saturada de perfume. Con esta grasa
perfumada hacían pomadas y los famosos conos que vemos en las fiestas
tebanas del Reino Nuevo, y que veremos más adelante.
Maceración: sumergían flores, hierbas aromáticas y semillas en grasas
o aceites calentados a 65º C, luego lo ponían en un mortero y las
seguían removiendo mientras el aceite o la grasa aún estaba al fuego
(este sistema está descrito en algunas tumbas). Luego se filtraba y
se dejaba enfriar. Si el producto obtenido era líquido (aceite) se
ponía en frascos, y si resultaba sólido (grasa) se hacían bolas o
conos. Una alternativa a este sistema era cocer las flores y plantas
en agua tapando el recipiente con una tela saturada de grasa.
Dejaban evaporar toda el agua y luego rascaban la grasa de la tela,
que habría quedado perfumada. Este sistema aún se usa en Egipto en la
actualidad.
Los aromas conseguidos por medio de estos procedimientos solían
mezclarse con gomas o resinas para fijar otros ingredientes y
conseguir así algo parecido a los actuales "potpourris", o mezclas de
aromas.
En cuanto a las gomas y resinas, solían utilizar:
• Incienso
• Mirra
• Bdelia
• Resina de abeto
• Gálbano
• Terebinto
• Resina de pino
Aunque usaban diversas variedades de incienso, el más común era el
denominado Boswellia o Comniphora pedunculata, originario de Sudan y
Etiopía. La mirra eran las "lágrimas" amarillentas y rojizas de la
Comniphora En el Reino Nuevo el incienso y la mirra dejaron de ser
materiales de importación tras la expedición de la reina Hatshepsut
al Pais del Punt (Somalia). En dicha expedición se trajeron árboles
con sus raíces y tierra, y luego ya los cultivaron en Egipto donde
crecieron perfectamente. Antes de esta expedición Egipto importaba
grandes cantidades de mirra para el culto diario en los templos.
Para mayor claridad, he de decir que cuando nos referimos a incienso,
no tenemos muy claro a qué nos estamos refiriendo, si bien en los
textos jeroglíficos se mencionan dos clases de ellos.
Uno sería el
sntr y el otro el antyw. Tradicionalmente se ha traducido sntr por
incienso, sin entrar en más averiguaciones. Pero en realidad incienso
no es un nombre específico, sino genérico para algo que se quema.
Sntr significaría "hacer divino" por lo tanto la palabra jeroglífica
sólo nos indica el fin a que fue destinado. Lise Manniche apunta la
Boswellia Thurifera como el arbol del incienso. Pero estudios
botánicos posteriores demuestran que los árboles representados en las
paredes de la expedición al Punt no se ajustan a las características
de la Boswellia. El hecho de que algunos autores identifiquen el
incienso con la palabra árabe Olibano (Aceite del Libano) nos da pie
a pensar que pudiera tratarse de otra planta de resina, la Styrax
Bensoina. Como verán, los datos son confusos en lo que se refiere al
incienso, y los estudiosos del tema no acaban de ponerse de acuerdo.
Son más claros en cuanto a la mirra, llamada antyw por los antiguos
egipcios. Era obtenida del árbol de la mirra o Comniphora Pedunculata
Los elementos secos como las resinas y las raíces, cortezas, maderas
y semillas viajan bien y conservan su olor, por ello eran muy
apreciadas.
Fabricación y conservación;
Para la preparación de perfumes se seguían cinco pasos genéricos:
1. Preparación del vehículo (pasta, líquido, etc)
2. Hacer el vehículo astringente
3. Preparar lo líquido ( unos 2 litros y medio)
4. Preparar lo seco ( unos 2 Kg y medio)
5. Añadir resinas y cocer
Con estas cantidades saldría alrededor de medio litro de perfume.
En la fabricación de los perfumes egipcios, vemos que no sólo eran
importantes los ingredientes, sino que era vital la proporción entre
los elementos y el momento exacto de la mezcla. Si no se tenía esto
en cuenta, los perfumes no hubieran diferido mucho unos de otros, y,
por ejemplo, olores como el de la canela o la resina hubieran
predominado sobre todos ellos.
No solían colorear los perfumes, ya que sin los pigmentos se
conservaban mejor. Pero algunas variedades si que fueron coloreadas,
quizás para darles mejor apariencia y hacer que fueran más apreciados.
Si acaso con el tiempo, los olores se hacían demasiado intensos les
añadían vino de palma para aligerarlos. En esto ya intuían que el
alcohol aligeraba y refrescaba los perfumes, si bien como dijimos, no
llegaron a destilar sus perfumes. Los perfumes bien almacenados
podían durar bastante tiempo. Se guardaban en alabastro o cristal,
protegidos del sol y del calor. Sabemos que el perfume de mirra
duraba unos diez años, y el de la casia y canela algo menos.
Normalmente los florales eran más efímeros, si exceptuamos el de
iris, que podía durar unos seis años, y si se almacena adecuadamente
llega hasta los 20. Al parecer los aromas más duraderos eran los
preferidos por los egipcios, y sobre todo, por las egipcias. Algunos
de los perfumes más conocidos.- Entre los perfumes más populares de
Egipto encontramos los siguientes:
• Metopion
• Megallion
• El Real
• El Egipcio
• El Mendesiano
• Kyphi
• Tyriac
También había otros sin nombre, solo conocidos por el
ingrediente dominante en su composición:
• Lirio
• Iris
• Henna
• Mejorana
• Canela
• Mirto
• Rosa
• Salvia
• Mirra
• Loto
• Mandrágora
Los perfumes sagrados - En el templo y en las fiestas
religiosas Uno de los principales usos que tuvieron los perfumes fue
en los cultos diarios de los templos. La naturaleza de los aromas, su
sutileza, su volatilidad, parece que los convierte en el vehículo
adecuado para entrar en contacto con lo divino Se decía que el
perfume era de ¿origen divino - salía de los huesos de los dioses y
de sus ojos¿ y se los asociaba al ojo de Horus. Así, cuando el
sacerdote mojaba el dedo meñique en el ungüento y ungía la estatua
del dios, Thot le devolvía el ojo sano. Hay muchas inscripciones que
nos muestran la importancia que dieron al incienso en el culto, como
por ejemplo esta:
Llega el incienso
El perfume está sobre ti
El aroma del ojo de Horus está sobre ti
El perfume de la diosa Nejbet
Que llega desde Nejeb
Te limpia, te adorna
Se hace sitio entre tus manos
Saludos oh incienso
Trae contigo el ojo de Horus
Tu perfume está sobre ti
Tras los complicados ritos diarios de despertar al dios y hacer las
ofrendas sólidas de comida, se procedía al aseo y purificación de la
estatua. El incienso tenía la cualidad de apaciguar con su aroma la
serpiente del ureus de la frente de la divinidad. Esta serpiente
podía atacar al sacerdote si consideraba que los ritos no estaban
correctamente realizados, y el dios era molestado.
Además de las fumigaciones con incienso se aplicaban los siete óleos
sagrados de los que hablaremos luego. En la purificación de la imagen
se incluía igualmente un rito de lavado de la boca con natrón
disuelto en agua, igual que hacían los mortales.
En los templos existían "laboratorios" donde almacenaban los
ungüentos sagrados. Pero no parece probable que se elaboraran allí
dentro, ya que todos ellos requerían una larguísima cocción y no se
han hallado restos de fuegos grandes en los templos. Esta inscripción
de una jamba de Karnak así lo atestigua:
Su Majestad ha construido una cámara de almacenamiento de incienso
para fabricar bolitas cada día, de manera que el templo esté siempre
envuelto en el aroma del país del dios. Las fórmulas en las paredes
no sólo nos indican que allí fueron almacenados, sino que servían
para asegurar el secreto y la correcta preparación y se perpetuaba el
suministro. Igualmente, se daba cuenta de lo "sagrado" del perfume o
ungüento y su afiliación con la deidad del templo. Sabemos que el
perfume en los templos podía presentarse de tres maneras:
• quemándolo, como un incienso
• en aceite
• como ungüento
Las fórmulas podían provenir del "Libro de los Ungüentos" citado en
las paredes de Dendera, y las diferencias en el aroma podrían
atribuirse a la base: grasa de buey, semillas secas o aceites
perfumados.
Los perfumes sagrados - EL KYPHI La palabra "kyphi" es la
deformación griega de la palabra "kapet" (del verbo jeroglífico k3p,
que significa quemar cualquier sustancia para fumigaciones, al igual
que nuestra palabra "perfume" viene del latin pro-fumo que
significa "Para quemar", también incienso viene de incendere).
EL
kyphi es el perfume más recordado y conocido de entre los que
fabricaron los egipcios.
No era uno de los ungüentos sagrados, sino
que tenía dos utilidades primordiales. Una era la de servir de
incienso y la otra como remedio de diferentes dolencias. E incluso si
se ingería era antídoto contra la mordedura de serpientes y para
tratar el asma. Tenemos varias recetas para la fabricación del
kyphi, que, aunque básicamente son iguales, sí que presentan
alguna variación. Las citamos por orden de antigüedad:
Papiro Ebers - 1500 a.C.
Ramsés III - 1200 a.C.
Maneton (via Plutarco) - 300 a.C
Edfu y Filae - 200 a.C
Dioscórides - S I
Rufus de Efeso - S I
Receta Siria - S II
De las recetas para fabricar kyphi que han llegado a nuestros días,
dos permanecieron en griego. Galeno en el año 200 d.C lo menciona en
un ensayo titulado "De los antídotos" Luego un tal Damócrates (médico
ateniense) hace referencia al kyphi diciendo que ni crece en los
árboles ni en la tierra, mientras que otros fumigadores como el
incienso o la mirra si lo hacen, y que constaba de más de un
ingrediente.
Plutarco nos desvela en su Iside et Osiride los
dieciséis ingredientes con los que se preparaba el kyphi: miel, vino,
pasas, juncia, resina, mirra, palo-rosa, seseli, lentisco, brea,
junco oloroso, romaza, enebro gigante y enano, cardamomo y cálamo. De
todas maneras ninguna de las recetas se pone de acuerdo en cuanto a
ingredientes, y algunas de ellas llegan a citar cincuenta, mientras
que otras, como la de Dioscórides, solo cita once, diez de los cuales
aparecen en todas las recetas, sean griegas o egipcias.
Las referencias clásicas a los perfumes egipcios nos son de mucha
utilidad a la hora de saber los usos que se daban a los perfumes. Por
ejemplo, Plutarco dice que en los templos se hacían fumigaciones tres
veces al día:
• Por la mañana incienso
• Al mediodía mirra
• Al atardecer kyphi
EL kyphi se utilizaba igualmente como inductor del sueño, por lo que
podría considerarse como el precursor de la aromaterapia, que los
egipcios no solo conocían, sino que dominaban y practicaban.
En tiempos anteriores a Ramses III el kyphi era también usado por la
gente para perfumar sus casas y sus ropas, y para combatir el mal.
También se usó para aliviar el dolor de cabeza y la
epilepsia, el dolor de oídos, y el dolor de estómago e hígado.
El kyphi perduró a lo largo de toda la historia de Egipto, e incluso
en el S VI aún se conocía y usaba este preparado. Esto lo sabemos por
una receta copta en la que se prescribe kyphi mezclado con mejorana y
vino para tratar una enfermedad de la piel.
Suponemos que usado de
modo tópico y no ingerido. La curiosidad despertada por el mítico
kyphi encontró eco en nuestros días, y el día 3 de Abril de 2002, el
diario francés Le Monde publicaba un reportaje en el que se daba
cuenta de la investigación llevada a cabo por especialistas
sufragados por una firma de cosmética, para poder revivir el aroma
faraónico y presentarlo el dia 5 de Abril en El Cairo en la
exposición Perfumes y Cosméticos en el Antiguo Egipto, organizada por
el Museo de El Cairo, el Museo del Louvre y el Museo Arqueológico de
Marsella.
Los perfumes sagrados - El madjet Este aceite une los
miembros del dios (en memoria de la desmembración de Osiris) y quita
el mal olor. La fórmula que aparece en Edfú no es específica sino más
bien genérica. Se sabe que existía un madjet para las fiestas y uno
para diario. También se especifica el modo de aplicación. Había que
aplicarlo con dos dedos, el que tocaba al dios enfundado en un dedil
de oro.
La base era la grasa de buey. Pero no podía ser un buey cualquiera.
Debía ser un buey cuya nariz no hubiera sido perforada nunca para
ponerle una anilla y que se lavara cada mañana en el lago sagrado
para estar purificado. Igualmente se le envolvían las pezuñas en
fibras de palma. Después del sacrificio (corte de garganta), se
separaban las patas y la cabeza y se abría en canal. Luego se
limpiaba el cuchillo del matarife para quitar cualquier rastro de
sangre, y con él se separaba la grasa que se ponía en un recipiente
de piedra con tapadera y se almacenaba un año.
Llegado el momento se perfumaba esta grasa con resina de pino,
aspálato, rizomas de junco, bayas de enebro y piñones. Quedaba una
pasta rojiza de fuerte aroma que permanecía durante horas. Secreto
de min.- Este era un ungüento pensado para reunir los miembros del
dios y ¿para ungir toda estatua de madera o piedra.¿ La fórmula era
un secreto transmitido de padres a hijos. Tan sólo el sacerdote que
hacía la purificación era parte del secreto, y ningún ser humano
debía acercarse:
¿porque es un secreto que no debe saberse¿
Aunque este secreto está registrado en las paredes de Edfú y en la
actualidad, al alcance de cualquiera que sepa leer jeroglíficos. Por
estos registros sabemos que era bastante parecido al tisheps, pero se
le añadían minerales, concretamente 18 grs. de los siguientes
minerales:
• Oro
• Plata
• Laspilázuli
• Jaspe rojo
• Feldespato verde
• Turquesa
• Fayenza
• Cornalina
Todos ellos molidos muy finamente. El añadir minerales a un ungüento
puede parecer curioso, pero tenía un objetivo claro, puesto que se
creía que los dioses estaban constituidos por una mezcla de
elementos, incluyendo sustancias minerales, vegetales y resinosas, y
al transferir estos ingredientes a una estatua cuando se la ungía, la
estatua adquiría la divinidad.
Según esta receta debía aplicarse c te con una espátula y el
sobrante debía recogerse y reutilizarse. (era un producto negro y
pegajoso) Tras este tratamiento la estatua estaba lista para la
apertura de la boca. El aspecto de la estatua tras la aplicación de
esta pasta debía ser la misma que presentaban las famosas estatuas
negras de Tutankhamon, que seguramente serían tratadas así, o bien
representaron que lo habían sido como rito de regeneración.
En los enterramientos normalmente sólo aparecían cuatro o cinco de
estos ungüentos.
Las vasijas que los contenían solían ser de
alabastro o piedra. Ahora bien, si el personaje no tenía tantos
posibles, la terracota también era válida. Pero lo habitual entre
personajes no reales eran las ¿tablillas¿ para unciones que eran unas
placas planas de alabastro en las que había unos pequeños huecos
cóncavos para verter solo unas pocas gotas de cada óleo.
Un texto en siete columnas nos decía el aceite que contenía cada
hueco. Pero tambien el simple hecho de pintarlos en las paredes y
relacionarlos cumplía la función mágica de ofrenda funeraria. En las
tumbas de personajes importantes podían aparecer grandes jarras como
las que tenía Tutankhamon en su tumba y que contenían ¿Perfume del
Festival¿, de cedro y el de Libia o tejenu .
En la tumba de un personaje llamado Amenemhat, mayordomo del visir
User, de época de Tutmosis III hay una procesión de ofrendas de
perfume, cuyo texto dice:
Ofrenda del mejor aceite de cedro, el mejor Tejenu, ungüento de
antyu, aceite de moringa, tisheps, para los 1000 años que tu señor
Amón ha decretado para ti en la casa de los vivos, donde tienes vida,
salud y justificación y la alegría de la música para siempre.
Por otra parte, justo antes de la Fiesta del Año Nuevo se
celebraban los cinco días epagómenos añadidos a cada año de 12
meses de 30 días para que el calendario fuera acorde con la
astronomía.
Estos cinco días estaban dedicados a Osiris, por
lo que era muy apropiado que los familiares honraran a sus
difuntos con una ceremonia especial presidida por un sacerdote
funerario, o un familiar que oficiara como tal. Esta ceremonia
consistía en entrar por la noche en la tumba, encender un
fuego y quemar incienso al tiempo que presentaban el ungüento
madjet y recitaban una oración para que el ojo de Horus (el
ungüento) estuviera vigilante e iluminara el camino del
difunto en el Más Allá.
Los perfumes profanos - Las marcas o nombres de los aromas
El nombre que se les daba era el del principal ingrediente, o el del
lugar de su procedencia. Citamos aquí lo que sería el equivalente a
nuestras actuales ¿marcas¿ de perfume. Los aceites perfumados son lo
más parecido a nuestros perfumes actuales, por tener una presentación
más o menos líquida, utilizarse en pequeñas cantidades y almacenarse
en pequeños frascos o viales de alabastro o cristal.
Estos preciosos recipientes fueron originarios de Egipto, ya que allí
se producían los perfumes más famosos del mundo antiguo y era donde
se necesitaban. Eran de cristal con delicados colores, entre los
cuales destaca el amarillo, muy difícil de obtener. En la actualidad,
en Egipto se siguen fabricando frascos de perfume realmente
delicados, aunque de aspecto árabe y por lo tanto, totalmente
diferentes de los faraónicos.
El egipcio: era un perfume fuerte y duradero en el que predominaban
el olor de la canela y la mirra. Como casi todos los perfumes caros
era incoloro. El que tenía 8 años de antigüedad era mucho más
apreciado que el reciente. No se sabe si este perfume se fabricaba
siempre en Egipto, pero en el S IV aún se vendía en Atenas.
El mendesiano: originario de Mendes, en el Delta. Es un perfume
fuerte de aceite de balanos, mirra, casia, resina y a veces, algo de
canela. Es bastante parecido al Egipcio. Metopion (Perfume de
Gálbano): consta de Gálbano y aceite de almendras amargas. Era
intenso y fue adoptado por los fenicios Susinum (perfume de Lirio):
este fue el nombre dado por Dioscórides al perfume cuyo principal
ingrediente es el lirio. Han llegado a nuestros días dos recetas, la
de Plinio y la de Dioscórides. En dos relieves de la dinastía XXVI
aparece el prensado de los lirios. Este perfume era el más líquido de
los aceites perfumados, y su perfume era apropiado para hombres.
Irinum: este constaba solamente de aceite base mezclado con flores de
iris maceradas. También hay dos versiones de la fórmula, pero
Dioscórides opina que la mejor es la que solo huele a iris, sin más
ingredientes que molesten su aroma. Solían teñirlo de rojo con
alkanna tinctoria (tres años después de su recolección) Este perfume
ganaba con el tiempo y al parecer su mejor momento era a los 20 años
de fabricado. Cyprinum (Perfume de henna): a base de aceite de oliva
verde, cardamomo, acoro aromático, henna, aspálato y madera.
Había
tres fórmulas la de Teofrasto, la de Plinio y la de Dioscórides. Era
verdoso y podía durar 4 años sin estropearse. Estos eran los más
famosos, pero había otros como el Megaleion, el Cinamomium (canela)
el Mirtinum (mirto), el Rhodinon (Rosa) y el de Salvia Entre los
perfumes sólidos, es decir con grasa como vehículo, destacaron el
Amarakinon y el Sampsuchinon, ambos con mejorana u orégano.
Normalmente la grasa usada era la de buey, que se derrite a los 37ºC.
La grasa de oca, también era usada, pero se derretía más fácilmente y
solo era posible utilizarla en invierno.
Perfumes profanos - cremas de belleza No cabe duda de que
el perfume era un lujo que la clase trabajadora no podía permitirse,
y debían conformarse con alguna crema corporal perfumada con
balanites, o un cono de perfume en circunstancias muy especiales. La
única forma de perfume a la que tenían acceso eran las propias flores
y hierbas en estado natural que podían macerar en aceite o grasa de
manera casera. Como contrapartida a la austeridad de la población, se
sabe que Cleopatra gastó en una ocasión 400 denarios en ungüentos tan
sólo para suavizar y perfumar sus manos.
El caso de los ungüentos era diferente, ya que les eran necesarios
para que su piel no sufriera los efectos de la sequedad ambiental.
Pero estas pomadas normalmente no estaban perfumadas y sus usuarios
debían tolerar el olor a rancio que sin duda despedían las grasas.
Para estas cremas meramente hidratantes utilizaban el aceite de
sésamo (neheh) y el mal llamado aceite de castor.
Y digo mal llamado porque la mayoria de los autores traducen del
inglés castor oil sin pararse a pensar que no parece muy probable que
tales animalitos vivieran en Egipto. El nombre latino del castor oil
es Ricinus Comunis. La traducción al castellano es más que evidente.
Se trata de aceite de ricino, concretamente de las bayas, y que hoy
en día se sigue utilizando en las pomadas para las escoceduras de los
bebés. Aunque le sigan llamando aceite de castor.
También las
grasas animales tendrían su lugar para suavizar las epidermis de los
trabajadores tras largas horas de exposición al sol. Estos ungüentos
básicos fueron utilizados como medio de salario, junto con el grano,
la cerveza, o las piezas de tela. Entre los aceites más comunes
estaban el llamado segenen (ungüento o aceite) que igual valía
para
el cuerpo y para las mechas de las lámparas. También usaron el aceite
de moringa, que era mucho más apreciado que el de sésamo, pero que no
estaba al alcance de la gente del pueblo.
Todos hemos oído hablar de
la primera huelga de la que se tiene noticia y que se produjo en
época de Ramsés III, cuando el gobierno se retrasó en el pago de
estas materias básicas, provocando la protesta de los artesanos de
Deir el Medina, quienes dependían exclusivamente de estas raciones
para su supervivencia, puesto que en la aldea no se cultivaba la
tierra, y los hombres estaban empleados en la decoración de las
tumbas reales.
"...Estamos aquí a causa del hambre y la sed. No hay vestidos, ni
ungüentos, ni pescados, ni verduras. Contádselo al faraón nuestro
buen señor y contádselo al visir nuestro superior para que nos sean
enviados alimentos.
Los obreros, entonces, decidieron dejar de trabajar hasta conseguir
el compromiso de los gobernantes de que se les pagaría todo lo que se
les debía. Todo ello quedó reflejado en multitud de ostraca y sobre
todo en el Papiro de la Huelga, conservado en el Museo Egipcio de
Turin. Esto no hace sino poner de manifiesto la gran importancia que
tenía el cuidado de la piel para los egipcios, quienes, además de una
mera hidratación de la piel, también contaban con auténticas cremas
de belleza que podrían compararse a las de hoy en día.
Veamos si no
unos ejemplos.
En un enterramiento de princesas de la Din. XVIII se
encontraron unas vasijas que contuvieron algo parecido a una crema
limpiadora. EL análisis posterior reveló que se trataba de una
composición de aceite y tierra caliza, posiblemente yeso. El yeso y
la arcilla son elementos que aún se usan en la cosmética moderna por
su efecto suavemente abrasivo y purificante de la piel.
También contaban con cremas ¿reafirmantes¿ compuestas de
natrón rojo,
sal del norte y miel. Algunos autores hablan de un cuarto componente
que sería el polvo de calcita o alabastro.
Y estas cremas se completarían con la crema ¿antiarrugas¿ cuya
fórmula sería resina de incienso, cera y aceite de balanites molido y
mezclado con el jugo fermentado del junco. Esta mezcla debía
aplicarse en la cara cada día. Encontramos hasta cinco fórmulas de
crema antiarrugas, aunque no siempre podemos conocer todos los
ingredientes, que ciertamente, son muy curiosos, como por ejemplo:
• aceite
• goma
• polvo de huevo de avestruz
• bedet (una variedad de trigo)
• y bilis de buey
Otra receta habla de un agua llamada kebu, polvo de calcita, goma y
frita verde, todo ello hecho una bola y empapado en leche de
mujer...Como verán las recetas no pueden ser más sorprendentes.
El que hayan aparecido estas fórmulas nos demuestra igualmente la
preocupación que sentían los egipcios por mantenerse jóvenes de
aspecto. Realmente esto no debiera haberles preocupado demasiado,
visto la corta esperanza de vida que tenían, que no iba más allá de
los cuarenta años. Pero incluso a esa edad tan joven, la piel podía
presentar un aspecto maltratado debido a la agresividad del clima.
No dejaremos de nombrar a la más caprichosa de las reinas egipcias,
Cleopatra, de quien se dice que se bañaba en leche. Si esto es
verdad, las proteinas grasas de la leche debieron hacer maravillas en
su piel.
Los perfumes profanos - Los jabones Sabemos que los
egipcios eran un pueblo limpio. No sólo tenían el agua a su
disposición, tanto en el río como en los canales, sino que el clima
invitaba a refrescarse, y por tanto a bañarse. Ellos consideraban la
limpieza como sinónimo de bienestar. Vemos como la esposa del Cuento
de los Dos Hermanos espera a su esposo para verter agua sobre sus
manos cuando regrese a casa y con ello proporcionarle el bienestar de
la limpieza.
Para lavarse el cuerpo utilizaban algo que denominaron (s)wabw (Hacer
puro) que consistía en grasa, natrón y cenizas. Esto no debía hacer
espuma, pero quitaría la suciedad. Forbes asegura que no hay pruebas
de jabón cosmético en el Antiguo Egipto, aunque sí que dispusieron de
los elementos para fabricarlo como son el natrón, la arcilla y los
altramuces remojados en agua de lluvia.
Quizás lo más común para el grueso de la población fuera que
simplemente se sumergieran en el río y se frotaran con barro. No
obstante, Dioscórides asegura que los egipcios tenían una palabra
para designar a la Saponaria Oficinalis que era Oeno. Y si tenían
una palabra debían conocer la planta. Esta planta tiene propiedades
detergentes en estado natural, pero no hay constancia de que la
llegaran a utilizar para el lavado corporal, aunque sí la utilizaron
en época tardía para lavar la lana y para el cuidado del cabello.
Remojando las raíces secas de la saponaria en agua se
obtiene una mezcla espumosa con poder detergente.
Hombres y mujeres se deshacían de vello superfluo por motivos
higiénicos y para prevenir que piojos y liendres anidasen en sus
cabezas. Ni que decir tiene que los sacerdotes no podían traspasar la
puerta del templo si no estaban limpios y rasurados totalmente. Se
conoce alguna fórmula de crema depilatoria, pero lo más comúnmente
utilizado para este fin eran las cuchillas de sílex, y más tarde de
hierro.
Una vez limpios, podían combatir el mal olor corporal
colocando bolitas de resina de incienso y de terebinto en las axilas,
o bien polvo de algarroba, que, como dijimos anteriormente no huele a
nada, pero tiene la cualidad de absorber otros olores, buenos o malos.
Como enjuague para la boca usaban natrón diluído en agua, y para
combatir el mal masticaban distintas sustancias aromáticas.
Los perfumes profanos - Desodorantes domésticos Ya hemos
dicho que los egipcios amaban los perfumes. En un clima tan caluroso
como el de Egipto, el ambiente de dormitorios, etc. seguramente sería
sofocante. Ellos quemaban toda suerte de hierbas y aceites aromáticos
para perfumar y fumigar sus casas. Esto no haría que tuvieran falta
de oxígeno pues las casas estaban abiertas hacia el interior, y en
cambio, el humo podía ser útil para alejar molestos insectos
voladores que entraban y salían con total libertad. En el Papiro
Ebers se mencionan remedios para combatir las picaduras de moscas y
mosquitos. Las moscas no les picaban si estaban embadurnados de grasa
de pájaro hnw y los mosquitos tampoco los atacarían si se aplicaban
aceite de moringa en la piel.
Por otra parte, insectos de suelo y
roedores eran una pesadilla para los egipcios, en cuyas casas se
almacenaba grano, y comida puesta a secar. Para combatir a los más
dañinos que eran los roedores, ellos frotaban con grasa de gato los
sacos que contenían el trigo, y los rincones de la casa. Esto se
suponía que alejaba a los ratones. Pero para reforzar el remedio en
las casas solía haber gatos. Y esto si era eficaz realmente.
También en el papiro Ebers encontramos curiosas recetas para mantener
a las serpientes en su nido e impedirles salir, y para alejar a los
lagartos.
En cuanto a las necesidades fisiológicas, Herodoto ya decía que:
¿los egipcios hacen sus necesidades en casa, pero comen fuera, en las
calles, alegando, al respecto, que las necesidades poco decorosas -
pero ineludibles- hay que hacerlas a solas, y a la luz pública las
que no lo son¿ Esto nos da idea de que en algunas casas existían
aseos y dispositivos para la evacuación de las necesidades
fisiológicas. Todo esto tendría cabida en otra lección, pero lo he
querido mencionar para dar cuenta de que debían tener cuidado y
perfumar el ambiente de sus hogares.
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